viernes, 4 de abril de 2008

Violencia en la escuela

Soy docente hace treinta y tres años. He ejercido en escuelas privadas y estatales en todo este tiempo. Este año trasladé mi cargo a una escuela de jornada completa de características algo diferentes a las que he transitado durante mis años de docencia.

Hace un mes que estoy a cargo de séptimo grado, hace un mes que he aprendido más que en los treinta y tres años de carrera.

La agresividad en los chicos de esta escuela es el reflejo de lo que viven a diario en sus hogares, en su entorno cotidiano. Sienten el abandono de sus familias, se sienten desvalorizados porque eso les hicieron creer. Y así, el mandato que recibieron, lo cumplen.

Observando también el comportamiento de algunos colegas ante determinadas situaciones que ocurren diariamente, puedo decir que, lamentablemente, etiquetan a los chicos, los condenan y avalan el mandato establecido, como si no pudieran salir de esa realidad que les tocó, como si conformarse fuera lo único que les queda.

No sé si estas líneas llegarán a ser leídas. Sé que no puedo dejar de expresar lo que siento desde que conocí esta realidad.

No es lo mismo desarrollar los derechos del niño con chicos que no viven el maltrato, el abandono, la violencia física y psicológica. No es la misma mirada, no es el asombro cuando escuchan que nadie tiene derecho a tratarlos mal, no es la tristeza en las miradas, no es la resignación.

Desde mi lugar, y aunque los chicos de este séptimo sean un porcentaje muy pequeño en relación a los que viven a diario esto, seguiré apostando y creyendo en ellos y en sus posibilidades de salir de ese mandato y abrirse el camino que se merecen.

1 comentario:

Meli dijo...

Cuántos años pasaron!! Ya jubilada de vice